Un notario calmoso y un alcalde irascible

FUENTE:    LA VOZ

D. José Ariza Jaén acompañado del notario D. Antonio Casas López se presentaron el pasado día 14, en la secretaria del Ayuntamiento de Almedinilla para hacer constar determinados extremos de una sesión municipal celebrada en forma un tanto sospechosa y en la que se resolvió un asunto de gran interés para el señor Ariza Jaén.

El secretario del Ayuntamiento, don Vicente Rodriguez Villuendas, en cumplimiento estricto de su deber, atendió cortésmente a sus visitantes y les facilitó los datos solicitados, que el notario recogió en el acta correspondiente. Cuando ya estaba extendido el documento entró airadamente en la secretaria el alcalde, don José Ariza García, a quien, por lo visto, no había hecho maldita la gracia la noticia que le dieron de la visita del notario a las oficinas municipales. En términos descompuestos increpó al secretario por su condescendencia con los visitantes. El secretario soporto consternado y sin replicar la filipica del alcalde y este, ya fuera de si, se resolvió airado contra el notario entablandose el siguiente dialogo:

Alcalde: Y usted ¿a que viene aquí?

Notario: (Que por lo visto, esta habituado a estas escenas y no se asusta de los alcaldes). A levantar un acta a requerimiento del señor Ariza Jaen.

Alcalde: Pues yo no acepto el requerimiento

Notario: Eso me tiene completamente sin cuidado. El requerimiento esta hecho en debida forma y yo cumplo mi deber como notario

Alcalde: Yo no le reconozco a usted como notario

Notario: Ni yo necesito que usted me reconozca como tal

Alcalde (Cada vez mas irritado) ¡ Exhibame usted su cedula personal!

Notario (Cada vez mas calmoso) Yo no tengo que exhibirle a usted cedula personal ni documento alguno.

Alcalde (A punto de darle una congestión y poniendo la mano sobre el acta notarial que esta en la mesa) ¡Estos papeles …..!

Notario (Imperturbable y sin moverse de su silla) Esos papeles son un instrumento publico y yo le ruego a usted que no los toque. Es mas, animado por la amabilidad con que se está usted conduciendo, me permito indicarle la conveniencia de que no me entorpezca en el ejercicio de mis funciones. (Dirigiéndose al secretario) ¿Quiere usted firmar el acta? Ya dijo usted antes que lo haría; pero si ahora, ante la actitud del señor Alcalde, ha cambiado usted de proposito, para mi es lo mismo (El secretario titubea un momento) ¿Firma usted o no?

Secretario (Con voz apagada) Si firmo

Notario: Pues aqui (señalando el sitio)

Seguidamente el notario, apacible y calmoso, signa, firma y rubrica y abandona la estancia tras tener para todos un afectuoso saludo y de dedicar al señor alcalde una amable sonrisa

El alcalde entonces, da rienda suelta a sus iras y dirigiéndose al secretario le dice: ¡Queda usted suspenso de empleo y sueldo por dos meses! Se revuelve, después contra un oficial del ayuntamiento, don José García Ruiz de la Fuente, testigo mudo de la pintoresca escena, y fulmina con voz tonante. Y usted ¡queda destituido! Y hablando consigo mismo añade todavia ¡He estado poco energico! A ese notario le he debido mandar a la cárcel ¡por indocumentado!

El vecindario de Almedinilla siente al fin tranquilizado su espiritu al verse gobernando, tras los desafueros de la Dictadura, por un alcalde que tan altas pruebas esta dando de su respeto a las leyes y a las personas.