Homenaje al secretario del ayuntamiento de Benalmádena, Antonio del Castillo Agudín, con motivo de su jubilación

PUBLICADO EN EL BOLETÍN INFORMATIVO MUNICIPAL. NUM 28. AGOSTO 1990

Con motivo de la jubilación del secretario general del Ayuntamiento, Antonio del Castillo Agudín, funcionarios y personal laboral le ofrecieron un almuerzo de despedida el pasado día 31 de julio, en el hotel Alay. El sencillo homenaje contó con numerosos asistentes, entre los que se encontraban el alcalde, Ramón Rico y concejales del Ayuntamiento que quisieron sumarse al acto de despedida. Al finalizar la comida, Antonio del Castillo recibió la Niña de Benalmádena, entregada por el alcalde «como reconocimiento a una labor desempeñada durante veinticinco años, casi la mitad de una vida” A su esposa se le entregó un enorme ramo de flores. A continuación Salvador Miquelajauregui, depositario del Ayuntamiento se dirigió a los comensales para glosar la figura del homenajeado y tras unas palabras del alcalde, el homenajeado se dirigió a los asistentes agradeciéndoles su presencia y recordando sus primeros días al frente de la secretaria general y el desarrollo que ha tenido Benalmádena, desde aquellos días a la actualidad, finalizó sus palabras manifestando que”a pesar de jubilarme seguiré viviendo en Benalmádena y cultivando la amistad de todos vosotros».

HASTA SIEMPRE Salvador Miquelajauregui dirigió unas hermosas palabras al compañero que se jubilaba. El hombre de números, de pagos y facturas, aparcó momentáneamente la frialdad de las matemáticas para adentrarse en la prosa poética y decir: “En muchas comedias han representado el retiro como un momento triste y no deseado, pero hoy no es así. Si es verdad que un trozo enorme nuestro se queda entre esas cuatro paredes que han visto salir nuestras canas, que han seguido la transformación que iba experimentando nuestro físico. Y quizás esas paredes sepan de iras contenidas, incluso de lágrimas no derramadas en su preciso instante por estar en público, pero también conocen de triunfos y alegrías, de felicitaciones y parabienes y habrán sido testigos de los multiples consejos que se han dado’’. Salvador Miquelajauregui finalizó su alocución con unas palabras plenas de sinceridad «Lo que deseo de verdad, Antonio, es que en este momento en el que acaba una etapa de tu vida puestos a medir, el platillo de las sonrisas y alegrías y la satisfacción del deber cumplido supere con creces a los malos momentos que el desempeño de un cargo tan delicado como el que hás ejercido, lleva aparejado.