Fusilado en la Guerra civil

Rafael Gamero Ginata. Veintinueve años. Soltero. Aunque nacido en Tarragona, era hijo de padre andaluz y criado en la Ciudad de Mallorca. Cursó los estudios de magisterio en la Escuela Normal, aunque apenas ejerció de maestro.

También era secretario de ayuntamiento de segunda categoría por oposición según consta en la Gaceta de Madrid de 7 de agosto de 1935, figurando con el número 654.

Dia 1 de febrero de 1936, siendo secretario del ayuntamiento de de Santa Eugenia (Mallorca), solicita plaza en propiedad  a la Secretaria de Algaida.

Con motivo de la solicitud presenta en la secretaria del ayuntamiento de Algaida un certificado firmado el 17 de marzo en el que consta que “D. Rafael Gamero Ginata…ha observado una conducta moral intachable y digna de todo elogio, tanto en su vida pública como privada”.

En sesión de 11 de marzo de 1936, el Ayuntamiento de Algaida, con el único punto de resolver el concurso para proveer en propiedad la secretaria, de 22 aspirantes que se presentaron, don Rafael Gamero fue elegido secretario por unanimidad. Dia 16 de marzo le comunicaron el nombramiento como secretario en propiedad y el día 18 del mismo mes tomó posesión del cargo.

Hombre inquieto, estudiaba de abogado cuando se inició la rebelión militar. Pertenecía a Izquierda Republicana y era presidente de la Federación Nacional de Maestros.

El 19 de julio, contrariamente a los consejos de su padre, teniente de carabineros retirado, rehusó esconderse. Siguió acudiendo al Ayuntamiento de Algaida y no le pusieron ningún obstáculo. Asimismo, lo registraban a menudo, pero no le hacían objeto de ningún maltrecho ni amenaza.

Un día, aprovechando que él estaba en la ciudad, registraron la estancia que tenía alquilada en la fonda de Can Pere del Casino y en un cajón encontraron una pistola. Lo detuvieron y lo encerraron en el Castillo de Bellver, aunque pronto se extendió el rumor de que el registro respondía a un montaje de los propios falangistas, para poder acusarlo de algo.

Sea como fuere, el dieciocho de mayo del treinta y siete fue juzgado en la Escuela de Artes y Oficios, acusado de adherirse a la rebelión. Condenado a muerte, lo ejecutaron casi un mes después, el cinco de junio, en el Fuerte de Illetes. Eran las seis de la mañana y Rafael Gamero levantó el puño antes de caer herido.