Manuel González Wes, primer director de «La Voz de Avilés»

Manuel González Wes nació en El Llano (parroquia de Solís, en el concejo de Corvera de Asturias) el 31 de diciembre de 1872. Siendo aún muy niño, su familia trasladó su residencia a Avilés, donde realizó los primeros estudios hasta que comenzó la carrera eclesiástica, interno, en el Seminario de Oviedo. En 1893 se graduó en Teología en Salamanca, pero renunció a continuar estos estudios, seguramente por falta de vocación religiosa. Seguidamente cursó Derecho en la Universidad de Oviedo, donde se licenció con premio extraordinario y fue discípulo de Melquiades Álvarez, lo que le marcó políticamente a favor del reformismo del político gijonés. De vuelta a la villa avilesina, dio clases particulares de latín y fue profesor del Colegio La Merced. Nunca llegó a ejercer como abogado.

Tras ser elegido diputado nacional José Manuel Pedregal, de cuya política era fiel partidario, un grupo de correligionarios fundó el diario LA VOZ DE AVILÉS, que apareció en enero de 1908 y del que fue elegido primer director Manuel González Wes. Desde entonces y hasta su fallecimiento, salvo breves y ocasionales periodos, ejerció siempre la dirección de este periódico, del que en 1918 pasaría además a ser propietario. En 1909 consiguió el puesto de secretario del Ayuntamiento de Avilés, que simultáneo con su profesión periodística hasta que se jubiló de su cargo municipal en 1929. El 14 de abril de 1931, con la proclamación de la República, fue elegido concejal del Consistorio avilesino, tarea que abandonó en octubre de ese mismo año, al tiempo que dejó también el partido de Pedregal, al que había apoyado desde el año 1906.

Su labor periodística se encuentra fundamentalmente en las páginas de LA VOZ DE AVILÉS, aunque también colaboró en algunos periódicos asturianos, especialmente en ‘El Noroeste’, de Gijón. Muchos de sus artículos están firmados con su nombre y otros con los seudónimos de ‘Luciano Guerra’, ‘W’ y ‘Manín de Ferrería’. Fue un hábil polemista y desarrolló intensas campañas en favor de temas locales avilesinos. También dirigió en varias ocasiones la revista anual ‘El Bollo’. Buen orador, pronunció conferencias en Oviedo, Gijón y Avilés y fue impulsor de numerosas asociaciones culturales y deportivas, como el Círculo Industrial y de Sport (hoy conocido como real Avilés), del que fue presidente de 1906 a 1909, la Biblioteca Popular Circulante, la Sociedad Amigos del Arte y la Sociedad Filarmónica Avilesina.

Poco despues de estallar la Guerra Civil fue detenido en Santander, donde se hallaba de veraneo, y trasladado a Avilés. Pese a su republicanismo, se habia alejado del desarrollo de la Segunda República, lo que valiera para ser encuadrado como fascista por el bando rojo. A los pocos dias fue asesinado, por milicianos, siendo lanzado desde un acantilado del Cabo de Peñas (Gozón), el 27 de septiembre de 1936. Su cadáver nunca apareció.