La imagen del Secretario en el S. XIX
Gerald Brenan, escribe en “El laberinto español”, referido a los secretarios en el siglo XIX:
«Para darse cuenta de la monstruosa cantidad de papeles requerida por la administración española, obsérvese el hecho de que todo pueblo con población superior a mil habitantes, tenía su secretario de ayuntamiento, funcionario a sueldo que habitualmente tenía trabajo durante una jornada de no menos de diez horas. Y, sin embargo, estas aldeas apenas si contaban con ningún género de servicios municipales: caminos, alcantarillas, urbanismo, luz eléctrica, teléfono; todo esto simplemente no existía.
Esta clase de funcionarios, los secretarios, jugaban un papel destacado en el sistema caciquil. Como su sueldo era escandalosamente miserable, sólo podían vivir a base de cohechos. Eran, por consiguiente, los servidores del cacique y como, por otra parte, en los pueblos pequeños eran los únicos que conocían el complicado mecanismo de la administración, tenían prácticamente bajo su control a todos los demás funcionarios del pueblo» (Gerald Brenan, El laberinto español, pág. 50 -nota 7-, Plaza y Janés, 1984).