Muere Vicente Leoz Pérez, secretario de ayuntamiento
Vicente Leoz Pérez (San Martín de Unx 1916, Pamplona 2001) fue secretario del Ayuntamiento de Urroz, Ujué y Villanueva de Arakil donde se jubiló. Posteriormente vivió en Pamplona con su esposa la beireja Zita Egea, hasta el día de su muerte el 30 de Marzo de 2001.
En Ujué permaneció desde el año 1948 hasta el año 1959, once años, siendo sustituido por Antonio Artajo Navascués en el año 1959.
Fue colaborador de José María Iribarren en su obra «Vocabulario Navarro». Muchas de las expresiones y palabras relativas a Ujué que se recogen en esta obra, fueron aportadas por Vicente. Se jubiló siendo secretario de Villanueva de Arakil.
Aficionado a la poesía escribió entre otras muchas composiciones varios versos que recogen la Subasta de las hierbas en Ujué a comienzos de los años 50.
En su época de Secretario en Ujué se acometieron las obras de las aguas (1951), siendo alcalde Benedicto Sola, y concejales Moisés Ongay, Porfirio Ayesa, Santos Berrade, Félix Villar, Jacinto Sola y Bienvenido Villar.
En su poema sobre la subasta de las yerbas cuenta que con los dineros obtenidos se hicieron las escuelas y la traída de las aguas. También cuenta que la subasta se desarrollaba por el sistema de candelas.
Esto consistía en que los pujadores debían emitir sus ofertas a viva voz mientras se consumía una candela (cerilla) ensartada en un pincho metálico que sostenía un tarugo de madera.
Antes de la subasta se advertía a qué numero de candelas se iba hacer. Lo normal eran tres candelas. Mientras la candela, que así se le llamaba a la cerilla, permanecía encendida se podía pujar. El alguacil decía en voz clara y alta qué candela es la que ardía y cual era la última cantidad ofrecida en la puja. Una vez realizada la subasta se abría un plazo de seis días en el que podía ser mejorada la postura con el aumento de la sexta parte de su importe.
Dejemos que Vicente Leoz nos lo cuente todo esto en verso.
SUBASTA DE HIERBAS EN UJUÉ.
Como días de precepto
eran los de las subastas…
También venían pastores
de la Ribera y Montaña…
La sala rectangular
con un estrado de tabla.
Sobre mesa de madera,
tarugo con clavo en lanza,
para fijar la candela
cuando se cebe la llama
que regulará el tanteo
de las mejoras en alza.
El acto se iniciaría
con lectura de Ordenanza
que la Junta de Veintena
en su día regulara…
Eran treinta Corralizas
conformando extenso mapa,
las de los campos de Ujué
con rastrojos, Sierra y balsas
para abrevar los rebaños
que en las hierbas se solazan.
Mientras la llama se extingue
en el pico de la lanza,
la Voz Popular dirá
con voz tranquila y pausada:
«Ya la llama se concluye;
Se va a concluir la llama;
Que se concluyó muriendo:
CORRALIZA ADJUDICADA»
Así una y otra hierba
según orden en la tabla,
que ocupará la mañana,
mientras bota de buen vino
que el Municipio regala,
pasará de mano en mano,
entonando las gargantas
de pastores y curiosos
que han acudido a la sala.
Fueron las Hierbas de Ujué
como Maná en la mañana;
las que cubrían con creces
las cargas presupuestarias…
De allí salieron «los cuartos»
para unas Escuelas majas,
Luego abrirían las calles
para saneamiento y aguas…
Cuando pardee la tarde
y el sol se hunda en la montaña
y del hueco de la torre
llame al rezo la campana,
no se unirán a aquel toque
los corderillos que balan,
ni los sufridos pastores
con su sencilla plegaria.
Se esfumaron los ganaderos
con sus ovejas y cabras
redimiéndose por siempre
de aquella su vida esclava,
oteando otros horizontes
y otras estancias más gratas.
Ya los rebaños no forjan
con trucas que les colgaban,
aquellos grandes conciertos
que el aire sonorizaban
cuando terminado el día,
volvían a la majada.
Ya no se añoran los pastos
que cogían en subasta.
Sólo quedan los recuerdos
de aquella época pasada.
Las tristezas y alegrías
revividas con nostalgia,
almacenadas por siempre
en la memoria se guardan…
POR VICENTE LEOZ
EX-SECRETARIO DEL AYUNTAMIENTO DE UJUÉ