Ponç Mascaró, «En los Ayuntamientos influye mucho la forma de ser de las personas»
El secretario del Consistorio de Tarragona cree que, para que una corporación pueda funcionar correctamente, debe existir un equilibrio entre gobierno, oposición y participación ciudadana.
Poncio Mascaró Forcada (Ciutadella, 1944) fue secretario del Ayuntamiento de Ciutadella desde 1968 hasta 1976. Al aprobar la oposición, Mascaró, con sólo 24 años, fue el secretario municipal de primera categoría más joven de España. Esta condición volvió a acreditarla en 1981, entre todos los secretarios de capitales de provincia de más de 100.000 habitantes cuando, tras cinco años como vicesecretario del Ayuntamiento de Tarragona, accedió a la plaza de secretario general del mismo. Recientemente, ha confeccionado para el Departament de Governació i Administracions Locals de la Generalitat de Catalunya, un estudio sobre los municipios catalanes, que servirá como base de una de las partes de la nueva Llei de Governs Locals de Catalunya, que el Govern de Montilla piensa entrar en el Parlament durante el primer trimestre del próximo año 2009.
Usted es un buen conocedor de la problemática municipal.
En efecto, por la práctica de tantos años. Y el conseller Jordi Ausàs, que también fue alcalde de la Seu d’Urgell, me pidió que aportara ideas sobre la estructura y funcionamiento de los municipios de Catalunya, tal como solicitó otros informes sobre otras cuestiones al secretario de la Diputació de Girona y a diversos catedráticos de Derecho Administrativo.
¿Ésta es su primera colaboración con la Generalitat?
No, yo ya había sido delegado de la Escola d’Administració Pública en las comarcas de Tarragona y también había colaborado en el lanzamiento de la antigua ley de base municipal de Catalunya, del año 1987. En su elaboración, me había ocupado de las relaciones interadministrativas.
¿Qué supone para un funcionario que durante toda su vida ha debido aplicar la ley, asumir de pronto el papel de casi-legislador?
Pues, supone la posibilidad de aportar tu experiencia, esa práctica a que antes me refería. Los catedráticos, que también colaboran, son teóricos de primera línea, pero les falta esta visión pragmática de la realidad concreta. Y, en la nueva ley que nos ocupa, siento una ilusión especial, ya que se trata de un tema muy importante.
En efecto, porque Catalunya es un territorio con una multitud de municipios…
Sí, es cierto, son más de 900 y, además, los hay de todas las características: municipios pequeños y aislados en la montaña, los grandes núcleos del área metropolitana, las capitales de provincia o de comarca, municipios turísticos.
Esto debe dar a su estructura una gran complejidad.
Sí, y también es compleja la regulación que de ellos hace la ley, ya que establece la figura de un alcalde que es, a la vez, presidente de un gobierno y de un miniparl amento. Ello crea problemas básicos de relación entre el gobierno municipal, la oposición y la participación ciudadana que, para mí, deberían ser las tres grandes “patas” de todo ayuntamiento y que deberían estar muy equilibradas entre sí. Y, desde la Ley de bases de 1985, tenemos unos ayuntamientos muy presidencialistas. Habrá que ir aportando ideas y buscando soluciones para que esta nueva ley pueda llegar a contemplar medidas de equilibrio y que éstas puedan llegarse a mantener en el tiempo.
Sabe, todo esto del alcalde presidencialista, me ha hecho recordar cuando, hace 18 años, le entrevisté en su despacho del Ayuntamiento de Tarragona. La ciudad acababa de cambiar de alcalde, por una moción de censura. Un alcalde viejo, socialista, dejaba paso a otro mucho más joven y convergente, Joan Miquel Nadal. Ahora, este último también se ha hecho mayor y Tarragona ha vuelto a cambiar de alcalde, un joven socialista. ¿Quiere ello decir que Tarragona sigue un poco la corriente política catalana, que le gusta estar cerca del poder?.
No, yo creo que se trata de una simple coincidencia. Mire usted, en los ayuntamientos, como en los pueblos, influye mucho la forma de ser de las personas, su talante. Hace 18 o 19 años, Nadal quería decir renovación, y éste ha sido el eslogan del candidato Ballesteros, ahora alcalde socialista. Además, en esta ocasión, Nadal no se ha presentado a las elecciones.
Ésta de la que hablamos ha sido una etapa en la que la Tarragona romana ha sido designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO…
En efecto, fue en noviembre de 2000, en Australia. Era el tercer intento. Yo formé parte precisamente de la expedición a las antípodas y, realmente, fue una experiencia profesional preciosa.
De todas formas, usted es un hombre acostumbrado a viajar, no en vano tuvo, durante un tiempo, un cargo en la Unión Europea…
Es cierto. Representé a los colegios profesionales de la administración local de Catalunya en la UDITE, la Unión de Directivos Territoriales Europeos. Y cada mes teníamos una reunión en un país distinto, pero no en las grandes capitales, sino en ciudades intermedias, como Amberes, Ostende, Aarhus. Por supuesto, uno de los encuentros tuvo lugar en Tarragona.
Usted es un habitual de los veranos menorquines y, además, ahora se ha comprado un piso en Ciutadella. ¿Quiere ello decir que está preparando un futuro retiro en la Isla?
No lo tengo previsto, ya que mi esposa es de Tarragona y es abogada ejerciente. Pero, es cierto, venimos muy a menudo, normalmente coincidiendo con cada final de trimestre y, en el futuro, nos gustaría poder prolongar por más tiempo estas estancias en Menorca. Poder pasar julio y agosto, y no sólo agosto, por ejemplo. Pero siempre tendremos cosas que hacer en Tarragona.
(Entrevista publicada en el Diario de Menorca)