El crimen del secretario de Noguera de Albarracín
Escrito por: Manuel Matas Velasco
A principios del s. XX hubo en Noguera un secretario del Ayuntamiento que era un usurpador y un cacique. Aprovechaba años de malas cosechas para confiscar tierras a los vecinos que no podían pagar los impuestos y luego se las apropiaba mediante un procedimiento fraudulento de subasta.
Era tal el odio que el pueblo le profesaba, que un vecino cuya familia había resultado expoliada decidió acabar con su vida. Armado con trabuco y acompañado por un amigo, una noche esperaron al secretario a la salida del pueblo cerca del molino. Cuando pasó por allí, el “justiciero” encañonó a su victima pero le faltó el valor para disparar. En ese momento su compañero le arrebató el arma de las manos y, sin pensarlo, disparó dos tiros que acabaron con la víctima.
Tras algunas averiguaciones, la Guardia Civil arrestó al presunto asesino por ser el dueño del trabuco utilizado en el crimen y a su compañero que en todo momento cargó solidariamente con las consecuencias. Ambos acordaron mantener en secreto lo acontecido aquella noche y cargar indistintamente con la responsabilidad de la autoría. El pueblo, que se solidarizaba con los muchachos, siguió el encarcelamiento con gran pesar y oposición.
Al poco tiempo se celebró el juicio y el dueño del arma homicida fue inculpado como autor de los hechos y condenado a trece años de prisión. Su compañero y autor material de los disparos tuvo más suerte y salió de la cárcel libre de cargos. Cuentan que varios vecinos de Noguera hicieron generosas donaciones de sacos de harina y conserva al señor juez de paz en un intento de influenciar en su sentencia a favor de los acusados. El magistrado municipal, ante el reconocimiento solidario de los hechos por parte de los autores, solo pudo librar de cargos al que no tenía pruebas inculpatorias materiales. Durante el tiempo que permaneció en prisión, en la cárcel situada en los bajos del ayuntamiento de Noguera, su compañero de suceso, su familia y muchos vecinos del pueblo se aseguraron que no le faltase de nada.
Los hechos descritos son reales y tuvieron lugar en Noguera hacia el año 1900.