Daniel Sánchez Gutiérrez presenta su primera novela «Los días de la niebla»
La Sala de la Palabra del Teatro Liceo acogió ayer, a las ocho de la tarde, la presentación de la novela Los días de la niebla del escritor salmantino Daniel Sánchez Gutiérrez.
Daniel Sánchez nacido en Salamanca en 1959. Es licenciado en Derecho, con formación post-grado y cursos de doctorado en la Universidad de Salamanca. Además se ha formado en otras disciplinas, como Sociología y Ciencias Políticas.
En la actualidad es secretario-interventor municipal en el Ayuntamiento de Candelario. También ha ejercido como abogado y ha sido profesor universitario en las facultades de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Málaga.
A lo largo de su trayectoria profesional ha publicado diversos trabajos y artículos en revistas jurídicas; es colaborador medios de comunicación; y ha participado en diversas iniciativas y escuelas literarias.
Su primera novela: Los días de la niebla
Los días de la niebla es su primera novela. En ella parte de conceptos tan “unamunianos” como la “intrahistoria”, la reflexión sobre “sueños-realidad” y la “Niebla” de don Miguel.
Esta novela pretende ser una especulación sobre las circunstancias que se vivieron en los años treinta en España y en especial la situación política y socio-económica que dio lugar a la guerra civil española, o, como diría en reiteradas ocasiones don Miguel, “la más incivil de todas las contiendas”, en la cual no se puede decir que hubiera buenos y malos porque cada uno, cada cual, en su momento y dependiendo de las circunstancias que le tocó vivir pudo ser “bueno” y “malo”.
Prueba de ello es la peripecia vital de don Miguel, autoridad que proclama la República en el balcón del ayuntamiento de la Plaza Mayor, que apoya en sus primeros momentos el levantamiento de los militares y que al poco tiempo se lanza contra la deriva que observa se va a acabar produciendo.
Se busca que el lector se meta en la vida cotidiana de las personas y se olvide de los personajes que en aquellos momentos representan a la sociedad española. Pero, al mismo tiempo, el autor busca que se produzca en él una pequeña dosis de confusión al modo de la que se vive cuando se despierta de un sueño: ¿qué parte es realidad?, ¿qué parte es ensoñación?
Daniel Sánchez pretende, también, que el lector tenga que realizar cierto ejercicio, que la lectura le exija cierto esfuerzo. “Si algo fue una constante en la vida y peripecia de Unamuno y cuantos le rodearon, eso lo fue el empeño pedagógico de la gente que le rodeaba, exigiendo trabajo y esfuerzo en la tarea, como dijo en muchas ocasiones, de “desasnar” a la gente”, dice el autor.
Por eso, algunas partes de la novela en la que se tratan asuntos como la reforma agraria, la enseñanza o la regulación de los cultos se acercan a otros géneros literarios, como el ensayo.
Los protagonistas de Los días de la niebla son personajes históricos que vivieron aquellos años y muchos de los cuales tuvieron un singular protagonismo alrededor de Unamuno: Manuel Azaña, José Giral, Marcelino Domingo, Luis de Zulueta, Indalecio Prieto, José Sánchez Rojas o Filiberto Villalobos.
Igual atención merece para el autor una figura muy desconocida Delfina Molina y Vedia, una auténtica adelantada a su tiempo, con una sólida formación cultural. Ella se convierte en el complemento perfecto para conocer en su intimidad a Unamuno a través las cartas que desde su juventud escribió a don Miguel y que éste fue guardando. Esta correspondencia hoy forma parte del legado que se custodia en la Casa Museo Unamuno.
Y todo ello transcurre en el marco de los paisajes salmantinos tan queridos, tan paseados …, tan vividos por Unamuno.
La verdadera protagonista del relato es la narradora, cuya identidad sólo se desvela en el Epílogo de Los días de la niebla en donde éste texto conecta con la “Niebla” de Unamuno.