Opositar a Secretario–Interventor de la Administración Local

Hace años oposité a la Administración Local, en concreto a Secretario – Interventor o Secretario, categoría de entrada. Cuento mi experiencia para quien le pueda servir.

Para empezar, oposiciones. A diferencia de otras oposiciones, en Secretaría – Intervención, y Secretaría, las oposiciones no siguen una cadencia de convocatorias previsible. Para Judicaturas, Secretarios de Juzgado, Fiscalía, Notarías, Fuerzas de Seguridad.., las convocatorias se realizan periódicamente, cada año, dos años.., por pocas que sean las plazas.   No pasa lo mismo en la Administración local. No se puede prever cuándo se convocan, ni cuántas plazas serán las que haya que proveer. Por lo tanto, siempre recomiendo, con cualquier oposición, y con estas en concreto, que se investigue antes cuándo se prevén realizar las convocatorias.   Incluso, más vale llamar a la Dirección General de la Administración Local para preguntar.   Las academias son parte interesadas y os dirán que se esperan en breve.

En mi caso, empecé a preparar y salió en seguida la oposición, me examiné sin llegar al año, y no pasé. La siguiente convocatoria fue cuatro años después, con sólo 35 plazas para toda España, 5 para mi Comunidad Autónoma.  6 años después convocaron 1000 plazas en tres años.  Siempre las oposiciones a Intervención – Tesorería tienen una periodicidad más estable que las de Secretaría.

En segundo lugar, ejercer la profesión. ¿Merece la pena ser Secretario – Interventor, o Secretario o Interventor?

Hay pros y contras.  Los pros.  Estás metido en la vida del pueblo, en el meollo de la vida política, conoces mucha gente, aprendes mucho a nivel personal y a nivel profesional. De mi trabajo guardo estima y amistad por un buen número de funcionarios, algún político y algún vecino. Una cierta valentía ante cualquier situación y a veces un poco de carácter, te cambia el carácter, más aguerrido, más trabajador, y también se encuentran casos de hasta más inestable.

Los contras.  Avanzo, que recuerdo que un secretario de muchos años de ejercicio me decía que de su promoción quedaban 8 en ejercicio, el resto habían buscado otros caminos.   No es raro ver a secretarios sortear las incompatibilidades para ejercer como abogados, o en asesorías, o buscar puestos en las Comunidades Autónomas.  He oído casos de ponerse una tienda de ropa, de dejarselo por depresión. Es decir, si la gente se va, es porque las contras existen, y son poderosas.

En primer lugar, la responsabilidad, en todos los órdenes.

Responsabilidad penal.  El secretario tiene firma y la usa muchas veces. Informa y certifica, e informar y certificar tiene responsabilidad penal.  Pongamos ejemplos. Una situación muy habitual se da con los certificados. En las subvenciones es habitual que se solicite a la terminación de la actuación justificada, un certificado del Secretario justificando la terminación y aplicación de los fondos al destino perseguido.  No es raro encontrarse con que a la obra  le queda.., los últimos retoques, o la obra entera, y 50.000 € dependen, no del buen hacer del concejal de terminar las obras a tiempo, sino de la firma del Secretario, diciendo que se ha terminado a tiempo algo que aún está a medias. La pena por falsificación de documento público es de 3 a 6 años, y existe un riesgo de entrar en prisión. Es una pena alta, para un comportamiento que puede parecer pequeño.

Responsabilidad patrimonial. También las subvenciones, hay que tramitarlas, seguir los plazos, que debería corresponder a los concejales, pero que se desentienden tras la petición. Yo me llegué a juntar con 30 expedientes de subvenciones al año. Había subvenciones de 1.000, de 6.000, 15.000 o 100.000 €.  En el mercado no es fácil, por no decir que es imposible, encontrar un seguro que cubra el riesgo patrimonial de un Secretario. Los Colegios de Secretarios sí los han conseguido, recientemente. Fuera de los Colegios, es difícil.

Responsabilidad en general. Debes conseguir que todos los meses haya dinero para pagar las nóminas (algunas veces cuesta), para pagar las facturas, presentar las liquidaciones, presupuestos y cuentas generales en plazo.

Os puedo asegurar que estas responsabilidades, pesan.

Por otro lado, la dificultad. En los pequeños por pequeños y en los grandes por grandes, se requiere  conocimientos amplios, los necesarios para gestionar un Ayuntamiento. En un Ayuntamiento pequeñito, un licenciado en Derecho deberá llevar la contabilidad, con su programa informático, los presupuestos, la intervención, el programa de registros de entrada y salida, el del padrón, las declaraciones trimestrales del IVA e IRPF, los tributos y lo que pueda caer de jurídico, que en pueblos pequeños es mínimo.    Igual dificultad tendrá alguien que haya estudiado alguna rama económica o Ciencias políticas.

En los más grandes, algunas de estas actuaciones las llevaran los auxiliares y administrativos, pero, por experiencia, da muchas más garantías saber de todos estos temas, y mostrar autoridad entre los compañeros. En algún Ayuntamiento se puede ver al Secretario, llevando las nóminas y seguros sociales o la recaudación (con sus programas informáticos), porque “siempre lo ha llevado el secretario”. La primera vez que te enfrentas a un programa informático, a la presentación de liquidaciones de impuestos, o a la contabilidad, lo pasas mal. En los más grandes, las dificultades serán jurídicas y económicas:  urbanismo, recaudación, presupuestos de mucho dinero, contabilidades con muchos apuntes y dificultades añadidas, tramitación y seguimiento de subvenciones, contratos, patrimonio, sanciones, contenciosos – administrativos, personal impuestos…  Y para evitar responsabilidades, es importante tenerlo muy bien estudiado.  No es raro tener que pelear en los juzgados y tribunales por recursos que ponen particulares, empleados u otras administraciones.  Cuando la sentencia es favorable, no pasa nada, pero cuando el Ayuntamiento pierde, todas las caras se giran para el secretario….

Relaciones personales. El Secretario está muy cerca de los políticos, que a veces se ganan la fama a pulso.  Les ves de cerca, lo bueno, y lo malo, y  los intereses son, muchas veces, encontrados. El Secretario es un empleado, tiene encima un político que le nombra o cesa, le pone el sueldo, los objetivos y le dice cuando se va de vacaciones o de curso de formación.  Por otro lado, el Secretario dice qué se puede hacer y qué no, desde un punto de vista jurídico o económico, conoce los secretos y tapujos del Ayuntamiento y puede poner al Ayuntamiento a máxima velocidad o mínima.  Tanto políticos como Secretarios – interventores, tienen su parcela de poder y a veces pelean entre ellos, con resultados negativos para uno de ellos o para ambos. He conocido a secretarios que han salido a la carrera de sus ayuntamientos, y a políticos que han acabado ante los tribunales, por los informes que les han dejado sus secretarios. La relación no es fácil, y de pocos políticos puedo decir que he sido amigo.  Ha podido haber respeto, buena relación, pero también enemistad y malas relaciones.

Si las relación con el equipo de gobierno no es fácil, tampoco lo es con la oposición, que no conocerá los pulsos secretario – alcalde.  La oposición suele ver al secretario desde su faceta de gestor del equipo de gobierno, y cercano a este.

Con los compañeros pueden darse todo tipo de relaciones, en mi caso las he tenido muy buenas, y muy malas. El Secretario es un funcionario aparte, que va y viene, con el mayor sueldo, normalmente, quien dice qué debe cobrar cada uno (lo que dice el BOE y en parte los políticos), y normalmente, el del grupo superior. Es fácil que se le vea como alguien aparte.

Hay otras relaciones especiales. Las propias con el resto de secretarios. Suele haber una distancia e incluso enemistad entre interinos y de carrera (más de algunos de carrera hacia los interinos), y a veces entre funcionarios de carrera, en la pugna por los mejores puestos.  Otras veces las relaciones son buenas, hay personas estupendas y estupendos profesionales.   Mantengo relaciones y muy buenos recuerdos de compañeros.

Con los vecinos, también podemos tener problemas, según les conozcas cuando les digas que no, o cuando les digas que sí. En algunos casos, no me han saludado, o le han retirado el saludo a mi mujer, y hasta he tenido algún rallón en el coche.

Movilidad. Es muy extraño, por no decir casi imposible encontrar un secretario que haya ejercido toda su carrera en un municipio. Por todos los problemas anteriores, no es raro que el funcionario busque un cambio, o que los políticos le empujen a moverse. El problema es que a veces moverse no es sencillo, o moverse a mejor, no es sencillo. Algunas provincias tienen muchas plazas disponibles, y en otras se cuentan con los dedos de la mano. Cambiar significa irse lejos, o irse a peor (menos sueldo, más conflictividad). En los puestos de Ayuntamientos grandes, suele existir la libre designación como método de provisión de los puestos, pero también son puestos de libre remoción. En una provincia rural, pueden existir 3 o 4 puestos de este tipo (secretarías de clase primera, o clase segunda) que es raro que estén libres, y cambiar supone, irse de provincia, cambiar a los hijos de cole, cambiar de casa, de amigos…

Bueno, yo tenía una vocación de servicio público, y creía que esta profesión me enamoraría. Esperaba una vida idílica en algún lugar pequeño.  Y aunque tengo algunos buenos recuerdos.., no la recomiendo, y quería dar un pantallazo de aquellos aspectos que no se ven a primera vista, a quienes quieran tomar decisiones para el futuro.

S. Gasset. Abogado en Almansa y Moixent

 

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