Entierro de Teodoro Merino Ortuño, Secretario del Ayuntamiento de Huércanos
El 17 de diciembre de 1928 fallece en su casa de la calle de la Peña el que durante 43 años fue secretario del Ayuntamiento: don Teodoro Merino Ortuño (Huércanos 1854-1928).
La personalidad del finado es descrita por el cronista, calificándolo como
“(…) hombre bueno, funcionario acrisolado, esposo modelo, y padre cariñoso. Era el finado señor Merino uno de estos hombres de claro talento, pues más de cuatro secretarios han consultado con él asuntos municipales que resolver en el acto; por eso la secretaría de Huércanos era una de las mejores del partido”.
Al día siguiente, a las tres de la tarde, el cadáver es transportado en hombros de parientes hasta el cementerio. Preside el duelo su hijo Agustín (párroco de Castroviejo), su hermano político, Cipriano González Cambra (párroco de Bezares), y sus sobrinos Inocente y Julián Rioja; asiste el Ayuntamiento en corporación, presidido por el alcalde Genaro Briones, el secretario Adolfo Hidalgo y el juez municipal Regino Sáenz de Santamaría Ibáñez. Las cintas del ataúd las sostienen el director del Banco Español de Crédito de Nájera, Buenaventura Alonso, el abogado Eusebio Sánchez Baquero, Ramón Bacigalupe, y Juan José García-Baquero, vecino y propietario de Huércanos. Al pasar el cortejo fúnebre por el Ayuntamiento, se reza un responso “como recuerdo piadoso al que tantos años trabajó por el pueblo”.
Entre los muchos asistentes al sepelio el cronista cita:
“(…)de Nájera, a la familia de doña Anacleta Merino Rioja, don Ángel Bringas Nogueras, interventor del Banco Español de Crédito, don Eduardo Sotés, ex secretario del Ayuntamiento, don Arsenio Gutiérrez, administrador de Loterías, y su hijo Gregorio, don Daniel Lerena, don Enrique García, Constantino Montalvo, Benito Ruiz, Manuel Simón y señora; de Huércanos, la casi totalidad de los vecinos; de Algorta, el maestro, don Samuel González; de Uruñuela, don Benito Marijuan y señora, don Elisardo Marijuan, don Alejandro Osorio y señora, don Casimiro Angulo, don Daniel García, doña Teresa Díez y doña Patrocinio de Angulo; de Castroviejo, don Esteban Fernández; de Hormilleja, don Santos Bacanal; de Tricio, don Ricardo Fernández; de Ventosa, don Jesús García y don José García; de Alesón, don Julián González, don Alejandro Ortuño y doña Juana García e hijos; de Cenicero, don Joaquín Lagunilla, don Luis González y señora, don Félix Hernáez, don José Sáenz y don Fermín y doña Trinidad Hernáez; de Logroño, don Emilio Casas (hijo), don Valeriano Casas, don José Rodríguez, y el médico don Justino Rodríguez, don Máximo Díaz, don Santiago Santa María, don Enrique y doña Carmen Díez, don Santiago García Baquero (hijo), y sus hermanos, don Gonzalo y doña Pepa; de Arenzana de Arriba, don Emeterio Anguiano (secretario); de Santa Coloma, don Pedro y doña María Gil, y el médico don Alejandro Urbina; de Pedroso, don Gabino García; de Fuenmayor, don Ignacio Ruiz; de Ollauri, don Amador Altuna y familia, y don Jesús Pons y la suya; y de Haro, don Cándido N.”
A las nueve de la mañana del día siguiente, 19 de diciembre, se oficia un solemne funeral en la parroquia de San Pedro; es presidido por el párroco y arcipreste de Nájera, Anastasio Torrecilla Mahave, ayudado por los párrocos de Huércanos (Félix Ayala Hernáez), Uruñuela (Eloy Jiménez Ruiz de Gopegui), Alesón (Julián Pérez Gorosabel), junto a los hijos del pueblo Cayo Iruzubieta Anguiano, coadjutor de Cenicero, y Félix Benito Magaña, estudiante en la Universidad de Burgos. A la vez acuden el párroco y coadjutor de Cenicero, los párrocos de Manjarrés y Santa Coloma, y el religioso franciscano de Nájera P. Arroita, que representa a la comunidad de Santa María la Real. Y cómo no, sus hijos sacerdotes: Agustín (párroco de Castroviejo) y Urbano (coadjutor de Huércanos).
“Descanse en paz tan buen amigo y reciba su atribulada esposa, doña Josefa González y sus hijos, don Agustín y don Urbano, así como el resto de su familia, la expresión sincera de nuestro dolor, al mismo tiempo que cumplimos gustosos el encargo de dar las gracias en nombre de la familia doliente a todos cuantos se han interesado por la salud del finado y han concurrido a su funeral y entierro”.