Garantes de la legalidad
PUBLICADO EN LA REVISTA MUFACE NUM 248 (19.9.2019)
Autora: AURORA CAMPUZANO
Dan fe pública y asesoramiento legal preceptivo, son responsables del control y fiscalización interna de la gestión económica y presupuestaria de los ayuntamientos, de su contabilidad, de la tesorería y de la recaudación. Y, puntualmente, también asumen algunas tareas relacionadas con los procesos electorales. Son habilitados nacionales, funcionarios muy cualificados, pero no siempre suficientemente reconocidos.
En España tenemos 8.131 ayuntamientos, además de otras entidades municipales intra y supranacionales cuya gestión no solo depende de alcaldes y concejales. A la sombra de los cargos políticos, ejercen su tarea los secretarios, interventores y tesoreros, cerca de 6.300 profesionales, funcionarios que desempeñan tareas de diversa índole en el marco de las funciones reservadas que les asigna la ley. En grandes urbes como Madrid, Valencia o Barcelona esas tareas pueden repartirse, pero en los demás municipios, con poca población y escasos recursos, su labor requiere una formación muy cualificada y multidisciplinar. En pocas palabras, son “especialistas de lo general”.
Para glosar la figura del secretario de Ayuntamiento hay que remontarse a más de dos siglos atrás, ya que fue definida formalmente en 1812 en la Constitución de Cádiz; desde entonces se ha mantenido con algunos cambios marcados por el devenir de los tiempos. Sin embargo, la tarea de estos profesionales se puede resumir en pocas palabras: «Son funcionarios que saben de todo y que hacen de casi todo en un ayuntamiento», tal y como lo expresa de forma coloquial el presidente de su Colegio Profesional, José Luis Pérez López, con más de 35 años de servicio a sus espaldas.
Apoyo a los cargos públicos
Pérez López había estudiado Ciencias Políticas, pero decidió presentarse a las oposiciones a secretario de Administración local. Le motivaba la idea de convertirse en uno de esos profesionales que sirven de apoyo a los cargos políticos y, sobre todo, que ayudan a sus vecinos, que están por lo público: «Con los años he comprobado que es un trabajo en general gratificante y que los frutos suelen ser inmediatos. Aun así, también se producen fricciones, surgen dificultades y situaciones complejas en el día a día que hay que sobrellevar», aclara.
Su primer destino fue la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada, que contaba por entonces con unos 600 habitantes. Desde esa primera experiencia, reconoce que han cambiado algunas cosas: «Para empezar, la democracia nos ha llevado a que los cargos políticos estén más profesionalizados y eso facilita nuestro trabajo. En los años ochenta no todos los concejales tenían ese perfil; aún hoy, sobre todo en localidades pequeñas, algo de esto queda”. También reconoce que el secretario de hace 30 años “respondía a una figura con mayor relevancia social y administrativa, un profesional que a veces se superaba en sus funciones y ejercía de consejero en todo tipo de situaciones».
Especialistas en casi todo
Este funcionario ha llevado su experiencia a la organización colegial que hoy agrupa a los secretarios, a los interventores y a los tesoreros de Administración local. Como presidente del Consejo General, explica algunos retos a los que se enfrenta el colectivo: «En zonas rurales y ayuntamientos con pocos recursos ejercemos como especialistas de casi todo; es decir, hemos de estar al día en educación, en urbanismo, en salud; e incluso saber de festejos, porque si llega el caso hay que contratar a los músicos». Pero hay más: «A diario también debemos acometer otras tareas, como son la preceptiva lectura del BOE, del Boletín Oficial de la Comunidad Autónoma o de los diarios de la provincia, porque hay que estar informado ante lo que pueda surgir», apostilla.
El dominio de estas competencias empieza en la formación inicial. Tras superar una dura oposición, los aspirantes han de pasar nueve meses de formación en el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), donde reciben clases teóricas y prácticas de la mano de funcionarios cualificados. Pero no es el final del proceso: la habilitación nacional no significa que se haya obtenido un puesto de trabajo. Es la fase de concurso la que determina dónde y cuándo acabarán ejerciendo.
Como explica Concepción Campos, doctora en Derecho y secretaria de Administración Local «quizás no todo el mundo sepa que hacemos casting, es decir, que después de aprobar una oposición acorde a la consideración de altos funcionarios de la Administración Local nos vamos a casa a esperar la convocatoria y posterior resolución del concurso de provisión de puestos, unos seis meses con suerte, antes de tomar posesión”. Campos también señala que la alternativa es ir a entrevistas con el alcalde o el concejal de turno, “en las que te pueden preguntar si vas a emitir informes negativos, si eres del partido; y si eres mujer, si tienes o vas a tener hijos… Y todo para obtener un nombramiento provisional, tal y como está previsto en la normativa vigente”.
En defensa de su labor, esta funcionaria advierte sobre la actitud de algunos alcaldes: «Precisamente por la movilidad que nos caracteriza y que constituye una ventaja, algunos alcaldes han interiorizado que pueden prescindir de nosotros, que nos pueden cambiar a demanda. Da igual que el puesto se haya obtenido por concurso: se nos invita a buscar otro ayuntamiento si representamos algún obstáculo para el programa de gobierno».
Intrusismo
Uno de los lastres del colectivo es hacer frente a las jubilaciones. En unos siete años, más de 2.000 secretarios e interventores se jubilarán y puede que falten efectivos en los ayuntamientos si no se convocan las suficientes plazas. El presidente de COSITAL asegura que «hay un 30% menos de profesionales de los necesarios; sus funciones son desempeñadas por otras personas que son nombradas por los alcaldes y que ejercen de forma interina. No es la situación ideal, pero se produce porque las oposiciones no se convocan todos los años».
En este contexto, hay quien habla de intrusismo profesional. De hecho, la ley prevé, de modo puntual, que se puedan cubrir estos puestos con personas de libre designación, algo que Concepción Campos denuncia explícitamente en un artículo reciente: «Quizás no todo el mundo sepa que nuestro trabajo no lo puede hacer cualquiera, con todos los respetos al resto de categorías profesionales. El llamado ‘nombramiento accidental’, en muchos casos más que accidental es accidentado, porque un conserje o un auxiliar pocas veces puede solventar eficazmente los problemas a los que ha de atender un secretario o un interventor».
La labor de estos profesionales municipales queda plasmada en la cinta de José Luis Garci La luz del domingo (2007), una película que ilumina al espectador sobre su tarea y plasma, además, las dificultades a las que han de enfrentarse algunos secretarios y secretarias de Ayuntamiento en un entorno rural donde predomina la escasez de medios y abunda la presión política. Aun así, los vecinos siguen recurriendo y confiando en esos hombres y mujeres que «saben de todo y nos arreglan cualquier papel».