El faro de Vigo

D. Juan Baliño Ledo, Fue un abogado Vigués, y Secretario General del Ayuntamiento de Vigo.

Y durante la Guerra Civil secretario de la Comision gestora municipal, presidida por el Comisario de Guerra José Giménez García. Más tarde fue también Director del Faro de Vigo.

A nivel deportivo fue presidente de la Federación Gallega de Fútbol y Atletismo. Junto con Manuel de Castro «Handicap» y Pepe Bar y fue uno de los mayores defensores de la fusión del Real Vigo Sporting y el Real Club Fortuna de Vigo en 1923 para dar a luz al Celta de Vigo. Se encargó de la parte legal de la fusión y fue parte de Comisión creada para formar el nuevo club y redactar sus estatutos. Suya fue la propuesta de Celta de Vigo como nombre y los colores de su equipo. Fue uno de los primeros directores del club.

Cuentan quienes lo trataron que Juan Baliño Ledo recibía a los nuevos periodistas que se incorporaban a FARO DE VIGO con una frase, que pronunciaba con solemnidad: “Entra usted en el pórtico de la gloria del periodismo español”.

Juan Baliño, máximo ejecutivo del periódico, entre los años cincuenta y ochenta, fue uno de los personajes más relevantes del Vigo de la pasada centuria. De esos vigueses cuyos nombres figuran en el frontispicio de la ciudad, porque aportaron su inteligencia y energía a engrandecerla sin esperar recompensa.

Brillante jurista, fue el secretario del Ayuntamiento más joven de España. De Vigo, a los 25 años, aunque por razones políticas, fue depurado y tuviera que abandonar el cargo. Es uno de los artífices de la creación del R. C. Celta, junto a Manuel de Castro «Hándicap». Formó parte de la primera directiva

Profesional de la abogacía, dirigió uno de los más importantes despachos de la ciudad. Pero sería en FARO DE VIGO, empresa a la que se vincula en los años cincuenta, donde despliega todo su poderío.

Se convierte en el gran teórico del periódico, y escribe su historia en el magno suplemento del Centenario, en el año 1953. Conocedor del intramundo de los periódicos, y de las dificultades que tienen para sobrevivir, reflexiona con frecuencia sobre la pervivencia de FARO. ¿Cómo era posible, decía, que hubiera sobrevivido hasta ser el vicedecano de la prensa española? Entonces lo superaba el Diario de Barcelona –que desaparece en los años ochenta–, pero parecía lógico. Era un periódico que se expandía sobre una población tan nutrida como la capital catalana, culta y muy lectora. Por ello, decía, el caso de FDV, nacido en 1853, “era asombrosamente singular, ya que se produjo en un clima tan poco propicio como el del Vigo naciente, de escasa población, débil economía y rudimentarias ansias culturales”.

¿Cuál era la clave de la pervivencia?. Lo atribuía a la inteligencia de los fundadores: quisieron que el periódico no fuera un bastión de intolerancia, sino abierto a toda clase de ideas y opiniones. Un periódico con un horizonte territorial que no se circunscribiese a la localidad que le da nombre, sino que circulase por todos los pueblos de Galicia.

Juan Baliño, como los grandes decidores, recapituló en su frase todo el significado del periódico. Y tenía razón. Nada importante ocurre en Galicia en el último siglo y medio que no esté en FARO. En especial de la Galicia Sur, cuyo territorio es la base natural del periódico.

 

Depuración de Baliño Ledo

En 1937, el Gobernador Civil de Pontevedra actúa para conseguir sancionar al Secretario General del Ayuntamiento Juan Baliño Ledo, que ocupaba su cargo en Vigo desde febrero de 1926. La Depuración del Secretario vigués es un proceso lento, que tarda cerca de tres años en resolverse. En el pliego de cargos de su expediente depurador, el Secretario había sido acusado de estar afiliado al Partido Galleguista y haber hecho propaganda autonomista en la radio, participando en un ciclo de conferencias organizadas por el Comité Pro-Estatuto de Galicia, además también se le acusaba de mantener una estrecha relación con el alcalde socialista, a quien acompañó a Madrid con motivo de la entrega a las Cortes del Estatuto de Autonomía Gallego

Una vez terminada la instrucción del expediente depurador del secretario, “la Comisión Gestora acordó en 29 de septiembre de 1937, que no procedía dictar sanción alguna contra el expedientado”.

El gobernador civil Ildefonso Vaquero, no satisfecho con la decisión municipal, comunica al Gobierno su disgusto. El gobierno central con fecha del 22 de diciembre del mismo año, resolvió «anular todo lo actuado y que se instruyera nuevo expediente(…) facultando al gobierno civil para nombrar como instructor a persona ajena a la corporación”.

El Juez Instructor propone como sanción la suspensión de empleo y sueldo por dos años, “acordando el Ayuntamiento, con fecha del cuatro de abril, aprobarla por unanimidad y por tanto suspender de empleo y sueldo durante dos años a Juan Baliño Ledo y(…), proponer a la superioridad se inhabilite a dicho funcionario para ejercer cargos público en Galicia(…)”

La pena de inhabilitación limitada a Galicia llevaba asociado, aunque no se formulara expresamente, la sanción de traslado forzoso permanente fuera de la región y la imposibilidad de reintegrarse a una secretaría municipal hasta que quedase una vacante libre. La inhabilitación, en la práctica, esconde pues, otros dos castigos asociados indisolublemente a ella.

El Secretario, interpone, contra la decisión del Ayuntamiento un recurso de alzada dirigido al entonces Ministerio de Interior (mas tarde cambiara su nombre por el de Ministerio de Gobernación).

“Éste resolvió en 24 de octubre de 1938, desestimar la apelación”.

El Secretario General, que ya sabe que cuenta con el rechazo del Gobierno Civil, solicita al Ayuntamiento, le sea revisado su expediente. En el Pleno del 23 de agosto de 1939 el Alcalde lee una instancia de Juan Baliño Ledo. El consistorio se pone de su parte, aún sabiendo que su postura en defensa de la solicitud del Secretario es contraria a los intereses manifestados por el gobernador civil.

“Finalmente el pleno del Excmo. Ayuntamiento por unanimidad, y estimando pertinentes las alegaciones formuladas por el Sr. Baliño, acuerda que debe revisar (…) el expediente instruido a este funcionario y declara que procede la reintegración del mismo a su cargo (…) y notificar este acuerdo al Ministerio de la Gobernación para que se digne ratificarlo.

Pero desde el Ministerio, se toma la decisión de desautorizar la resolución municipal. Según hace saber a la Corporación, el nuevo Gobernador Francisco García Alted, en un oficio dirigido al alcalde y leído en el pleno de la sesión extraordinaria del 9 de febrero de 1940:” Este Ministerio ha acordado que,(…) quede separado definitivamente el Sr. Baliño, del cargo de Secretario del Ayuntamiento de Vigo, e inhabilitado para ejercer cargos públicos en Galicia(….) Lo( …) digo a V.E. para su conocimiento, el de la Corporación Municipal de referencia y el del interesado”

Del Libro: La depuración franquista del Ayuntamiento de Vigo. Autor: Lucio Martínez