Banquete en honor de Francisco Ruano y Carriedo, secretario del Ayuntamiento de Madrid

En el Palace Hotel se reunieron la noche del jueves en un banquete los concejales del Ayuntamiento, todos los jefes de servicios, el anterior alcalde D. José Prado y Palacio, y el conde de Santa Engracia para obsequiar al secretario del Ayuntamiento, D. Francisco Ruano y Carriedo, por la distinción de que le ha hecho objeto el Gobierno concediéndole la Gran cruz de Isabel la Católica.

El Sr. Álvarez Arranz, después de dar lectura a varias cariñosas adhesiones, dijo que en aquel acto debían estar todos los madrileños, porque el homenaje al talento y laboriosidad del Sr. Ruano estaba hace tiempo en el ambiente y sólo hacía falta un pretexto para llevarlo a la práctica. Habló después del Sr. Prado y Palacio, demostrando su cariño sincero y su admiración por D. Francisco Ruano, cuyos consejos necesitan todos los alcaldes para resolver los arduos problemas del Ayuntamiento. Dijo que al proponerle para la condecoración premiaba la valía extraordinaria que en la administración municipal tiene el Sr, Ruano, que se complementa con el inteligente y honrado trabajo de sus empleados, a todos los cuales alcanza la distinción de su jefe. Brindó por el engrandecimiento de Madrid, por su dignísimo sucesor y entrañable amigo Sr. Ruiz Jiménez y por S. M. el Rey, como uno de los espíritus que más velan por los intereses de Madrid. El conde de Santa Engracia agradeció la excepción que con él se había hecho invitándole al banquete, y en nombre de los diputados por Madrid manifestó su entusiasta adhesión al homenaje a Ruano cuyos merecimientos nunca serán bastante elogiados. Censuró enérgicamente las diatribas y vituperios que sin fundamento se lanzan a la administración municipal, y recordó que en cierta campaña de difamación defendió a los empleados municipales, cumpliendo un sagrado deber al hacer ostensible la verdad. Alzó su copa por Ruano, el insigne secretario del Ayuntamiento; por Madrid, su pueblo, que es el único que no muestra amor a la región; por Ruiz Jiménez, que al aceptar la Alcaldía demuestra su desinteresado cariño a Madrid, y por el Monarca, como figura excelsa del patriotismo. El Sr. Llorente hizo constar que los republicanos no son aficionados a elogiar a hombres, sino a ideas; pero en el caso presente cumplían un deber de conciencia, puesto que el Sr. Ruano encarna la caballerosidad, la nobleza y la honradez en sus más perfectos grados. Los señores duque de Tovar, Casero y Pérez Chozas, tuvieron expresivas frases para el Sr. Ruano, y éste se levantó entre una ovación estruendosa que traducía el gran cariño que por él sienten todos. Con palabra fácil y honda emoción, pronunció un discurso de gracias, trasladando íntegros los parabienes a sus empleados, cuyo amor a Madrid se manifiesta en todas ocasiones. Los abrazos y felicitaciones a don Francisco Ruano fueron tan efusivos como sinceros.

Publicado en : El norte de Madrid (Semanario local independiente)